La tía Yadira

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20 diciembre, 2020

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 Mi nombre es Juan tenía 14 años en aquel momento, estaba viviendo con mi único pariente vivo la hermana menor de mi madre, vivió con ella desde que mis padres murieron en un accidente cuando yo tenía 2 años. Desde que recuerdo mi tía fue una persona muy carismática con los demás y muy exigente conmigo siempre me exigía sacar buenas notas en el colegio por lo regular lo cumplía pero todo cambió cuando llegué a la pubertad los estudios pasaron a segundo plano esto se debió a mi nuevo interés la masturbacion la descubrí por accidente a los 12 años durante la ducha de ahí en adelante se volvió mi nuevo pasatiempo.  

Todo comenzó en la tarde del último día de clases era un viernes yo volvía de la escuela, apenas llegar me dirigí a mi cuarto y sin pensarlo 2 veces me empeze a desnudar, una vez ya no tenía ninguna prenda puesta me acosté en mi cama ya con mi pene en erección para comenzar a masturbarme, no podía contener mis ganas de masturbarme esto era ya que me había aguantando las ganas desde el lunes así que cuando apenas estaba por empezar una idea se me pasó por la cabeza, esta era masturbarme con la ropa interior de mi tía tal vez al inicio por la calentura me pareció una buena idea, tampoco era como si la idea de masturbarme pensando en mi tía me desagradara del todo, ella era una mujer de 44 años de senos copa C, caderas anchas, abdomen plano, un cabello negro que le llegaba a los hombros y unas nalgas al verlas siempre hacían que tuviera una erección de inmediato. 

Así fui a su habitación donde esculque sus cajón de ropa hasta que encontré lo que buscaba su ropa interior una vez encontrada elegí una prenda, la elegida fue una pequeña tanga roja, la agarre con mi mano izquierda mientras con mi mano derecha comencé a masturbarme de repente perdí la percepción de mi alrededor a pesar de eso fue la mejor paja  de mi vida así estuve gozando por 2 minutos antes de eyacular pero apenas pude eyacular cuando oí como abrían la puerta entonces entre en pánico guarde la tanga lo más rápido que pude para después hechar a correr lo más rápido y silencioso posible hacia mi cuarto apenas entre a mi cuarto cuando una voz femenina se oyó. 

-¿Juan eres tu?- dijo mi tía 

-Si.-respondí nervioso 

-¿No es bastante temprano para volver a casa hoy?-pregunté nervioso 

-Así hoy nos dieron la tarde libre en la empresa.-respondió ella

Las primeras horas fueron una verdadera tortura pero este sentimiento fue descendiendo con el pasar del tiempo hasta que estuve completamente relajado hasta el día siguiente.  

 

Era sábado y estaba anocheciendo cuando baje a la cocina para cenar para luego subir a mi habitación a dormir hasta tarde en domingo, estaba a mitad de mi cena cuando tía se me acercó, vestía un provocativo vestido rojo de una sola pieza de esas telas elásticas que se ciñen al cuerpo, en ese momento ella se me acercó y dijo.

-¿Dime Juan quieres un poco de placer?-me susurro al oído para luego chupar el lóbulo de mi oreja que me hizo estremecer.

-“De q…que hablas?-alcance a decir sin pensar. 

Al principio pensé que era una broma, no era la primera vez que me topaba con este tipo de bromas principalmente con las chicas de mi escuela pero cuando ella se me abalanzó supe que no lo era. 

Se abalanzó sobre mi con un apasionante beso para después abrazarme, sin dejar de besarme y acariciando mi cabello suavemente. Me quita mi camisa con rapidez para luego acariciar mi torso con sus suaves manos. 

Para por un momento para bajarse el vestido para revelar sus senos, no lleva sostén sus senos son firmes y los acerca a mí cara. 

-Chupalos.-dice con una voz seductora. 

No puedo evitar chupar suavemente sus pezones, noto como su piel se eriza ante el roce de mi lengua. De repente ella me agarra de la mano para llevarme un sofá de la sala donde me acomoda entre sus piernas se quita definitivamente su vestido quedando completamente desnuda y lleva mi mano hasta su entrepierna, donde admiro su vagina húmeda totalmente depilada. 

Ella me quita el pantalón y mi ropa interior para revelar mi erección. Se me acerca con movimientos felinos toma mí pene y comienza a tragándoselo por completo, lo sacó de su boca y me da largas lamidas desde la base hasta el glande, quedándose allí para hacer círculos con su lengua en el orificio para sorber las pequeñas gotas de líquido pre seminal que brotan de mi erección y al hacerlo me hace experimentar un gran placer. 

Mi respiración es profunda, mi cuerpo tiembla casi imperceptiblemente mientras ella traga por completo mi erección de nuevo para de nuevo en unos segundos rítmicamente sacarlo y meterlo de su garganta. Le acaricio su cabello me está dando mi primera mamada luego de unos minutos en que goce como pocas veces antes, saco mi pene de su boca para tirarme al suelo para después ella subirse encima mío, ahí acaricio sus tetas con delicadeza, me endereze aún con ella encima mío para chuparle sus endurecidos pezones.  

 -Vamos… ya no puedo esperar más… .-Me suplica casi, jadeante.

Tras esas palabras ella mete mi pene en su ano. No es que estuviera muy dotado por mi edad pero mis 12 cm eran bastante respetables, de inmediato comenzó a montarme a un ritmo lento, nada desagradable, al cabo de unos minutos  el ritmo cambia hacer más rápido.

Me concentro en su cabalgata y ella acerca su mano a su entrepierna para estimular su clítoris en su húmeda vagina. Ella quiere un orgasmo, lo necesita por lo que puedo sentir. Se ve que tiene experiencia y junto con mi inexperiencia me hacen llegar al límite de mi aguante le advierto que estoy por acabar, mientras digo esa advertencia me corro llenando su ano de mi semen.

Terminó agotado en el suelo jadeante, todo sudoroso pero feliz. Viví el mejor orgasmo de mi vida, ella se levanta me vuelve a besar en los labios,  ella me lleva al baño todavía desnudos.

Apenas el agua de la regadera tocó nuestros cuerpos ella entre abrió sus piernas, para luego besarme en los labios mientras ella tomó mi pene y me masturba hasta obtener una nueva erección, para que la penetrara de nuevo, lo hice con lo mejor que pude sin saber mucho que hacer guiándome solo con mi instinto. 

No recuerdo cuantas eyaculaciones me provocó, pero sí recuerdo que me llevó al límite de mis eyaculaciones hasta el punto en que no podía más ya no quería seguir, estuvimos como 2 horas bajo la regadera.

Aquello me dejo muy cansando y estaba al borde del colapso creí que no podría aguantar una eyaculación más, ya exhausto ella no tuvo problemas en llevarme a su habitación donde tan solo soltarme caí rendido al suelo jadeando ni siquiera prestaba atención a mi alrededor solo quería descansar cuando mi tía se acercó y sentí que algo me pico en el cuello, de pronto todo se me puso negro y no recuerdo más, simplemente me desvanecí y lo siguiente que recuerdo fue despertar aún desnudo, en lo que parecía un baño con mis muñecas aseguradas por un trozo de madera, con una cadena unidad a ese madero que mantenía mis brazos alzado en alto con mis pies apenas tocando el piso, era de día por lo que pude ver por la venta ya pasado del medio día.

Tuve poco tiempo para pensar en lo que estaba pasando y dónde estaba pues, mi tía Yadira apareció de pronto desnuda solo con sus tacones rojos como única prenda sosteniendo un látigo de tres puntas de metal, al verme una mueca de auténtica maldad se formó en su rostro. Me pareció que al verme en ese estado le produjo un extraño placer sádico, incluso me pareció ver algo de sus jugos brotar de su vagina mientras se me acercaba para tomar mi cabeza de los cabellos y jalarla hacia atrás.

-Como amaneciste Juan, de seguro todo lo que pasó ayer fue como en tus sucias fantasías conmigo¿verdad?-me dijo Yadira.

Me quedé pasmado, como sabía que me había tenido fantasías con ella, pensé en ese momento.

-No te sorprendas perro, aunque trataste de ocultar lo que hiciste, vi cuando te masturbarte con mi ropa interior, crees que no notaba las veces que te masturbabas en la casa, los hombres son tan simples piensan solo en tener sexo eso los hace inferiores a las mujeres, lo bueno es que tienen una gran debilidad que ahora tu conocerás.-me dijo mi tía soltando mi cabello.

-¿Qué quieres decir con eso?- le pregunté bastante sorprendido.

-Tus huevos perro, esa es tu gran debilidad.-me dijo mi tía.

Pero de pronto recibí la primera patada de ella sobre mis testículos.

-¡AAAAAAAAAAAYYYYYYY!-grite de dolor

-AYUDAAAAA, ALGUIEN AYUDAAAAAA POR FAVOR.-grité desesperado.

Otra patada impactó en mis testículos, incluso más fuerte que la primera. Grité de nuevo, mejor dicho, di un alarido de dolor.

-Puedes gritar todo lo que desees nadie escuchará tus gritos.-me dijo ella, matando mi última esperanza.

Las patadas continuaron por no sé cuánto tiempo, hasta que mi escroto quedó hinchado y amoratado estaba sin fuerza y creyendo que estaba al borde de la muerte, poco pude hacer cuando mi tía usando un cuchillo tomo mi escroto que me hizo estremecer de dolor, no grite de dolor no tenía fuerza ya para eso.

Mi tía con el cuchillo cerceno mi escroto con solo unos pocos cortes, castrándome, mi pene lanzó un gran chorro de semen que cayó sobre una bañera que estaba frente a donde estaba, recuerdo ver a mi tía, arrojar mi escroto en la bañera para luego seguir azotarme con el látigo que tenía en la mano hasta que mi espalda, muslos y en especial mis nalgas quedaron totalmente hechos girones y perdí el sentido de nuevo.

Me desperté mientras estaba siendo llevado a un hospital donde pasaría los próximos seis meses hasta que me recupere, la policía no pudo encontrar a mi tía que se había dado a la fuga. 

Ahora vivo solo, en un pequeño apartamento, con mis recuerdos en mis ratos libres aun busco a tía, la policía aún no la atrapa y si la encuentro, la mataré sin más, porqué ella me quito mi virilidad.

Autor: DiegoOscuridad

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