Jennifer era una chica con quien trabajaba, bastante introvertida, rara vez me dirigía la palabra. Aún así me atraía y empezamos a salir. Fue una gran sorpresa el descubrir que bajo esa timidez había una mujer muy dominante que deseaba apoderarse de mi.
En nuestro último encuentro me puso unas esposas y pude adivinar que otro artilugio había adquirido. No me encantaba la idea pero estaba seguro que esta noche me haría probarlo.
-Bien, te veo en la noche, paso por ti?
-No, yo paso por ti -me dijo tras hacer un plan de ir a un restaurante
Llegó exactamente a la hora acordada, me mandó un mensaje para avisarme que estaba afuera, me sentí algo extraño cuando pasó por mi, sentí que esta vez yo era la chica, pero no me importó tanto, fue genial cuando entré y pude verla, era tan sexy…Le encantaban los vestidos, esta vez traía uno negro muy corto. Subí a su auto y no podía dejar de ver sus piernas que contrastaban con lo oscuro del auto y su vestido.
Ella señaló su mejilla dándome indicaciones de que le diera un beso. Era una locura, parece que esto de la dominación no solo sería en la habitación, tenía un minuto con ella y ya me estaba dando órdenes.
-Por qué las ves tanto? -yo sabía que se refería a sus piernas
-No lo sé, creo que me gustan mucho
-Como el fetiche de los pies?
-Supongo que si, creo que yo prefiero tus piernas
-Siempre has sido así?
-No, creo que desde que me hiciste besarlas empecé a adorar tus piernas
-Jaja, ERES ADORABLE! -me dijo pellizcando mis cachetes
-Emmm, gracias? -contesté con un poco de sarcasmo
-Dales un beso
-Aquí?
-Aquí o en el restaurante, tu eliges
No lo pensé 2 veces, volteé para asegurarme que no hubiera un vecino viendo aunque de cualquier manera estaba oscuro y me incliné para darle un beso cerca de las rodilla, al sentir su tersa piel en mis labios algo se encendió dentro de mi, no pude resistir y empecé a besar más y más moviéndome hacia sus muslos, empujé su vestido con mi cabeza para plantarle un largo beso a unos centímetros de su cadera.
Cada vez me entregaba más a su mando aunque no podía quitarme de la mente a esa chica que conocí en un principio a quien le daba pena levantar la mano para opinar, era tan extraño estar recibiendo órdenes de ella.
-A donde iremos -pregunté
-Te llevaré a mi restaurante favorito, sirven comida italiana
Llegamos al restaurante, ordenamos y mientras charlábamos llegó la comida. Hablábamos de temas diversos hasta que se me ocurrió algo interesante para preguntarle.
-Por qué te gusta tanto dominar?
-Vaya cambio de tema…Por qué tu interés?
-Me causa curiosidad
-Como te dije solo fantaseaba con tenerte amarrado, nunca lo había visto como “dominar” pero al tenerte así me di cuenta de muchas cosas
-Qué cosas?
-Me excita mucho el tener poder sobre ti, que me obedezcas. Siempre me he sentido algo frágil ante el mundo, el haber conseguido domarte a ti de cierta forma me hace sentir más segura de mi misma
-Entonces lo haces como método de superación personal?
-Jaja, no, lo hago porque me gusta, que sea terapéutico es un beneficio extra
-Ya veo. ¿que sentías cuando me tenías esposado?
-Esposado y desnudo -refutó con una sonrisa
-Si, que sentías?
-Sentía control, que se haría exactamente lo que yo quería y que aunque tu quisieras ir más rápido o lento tendrías que ajustarte a mi velocidad
-Qué más?
-Te veía como si fueras mi mascota, jaja, rogando por mi atención
-Vaya, eso es algo cruel
-Claro que no, es tierno y lindo
Sentía una mezcla extraña de sentimientos, me sentía algo ofendido por lo que dijo pero también un poco excitado.
-Que tiene de tierno que me veas como una mascota?
-Que te quiero, que deseas mi atención y sobre todo, que eres mío
Mientras terminaba su frase sentí como su pie empezó a rozar mis tobillos y subir lentamente por mi pierna
-Ya veo…
-Sé que a ti te gusta también, no se porque necesitas resistirte al deseo de entregarte a mi por completo
Su pie estaba tocando mis muslos, aproximándose cada vez a mi entrepierna, empecé a tener una erección
-Supongo que es nuevo para mi, me hace sentir muy…
-Vulnerable? -dijo terminando mi frase
-Si…
-Entiendo, supongo que tendré que hacerte mío poco a poco
Su pie tocó mi paquete, empezó a masajearlo, era un alivio que finalmente lo hiciera, con urgencia quería que llegara a esa parte, el juego previo era grandioso pero moría porque finalmente lo tocara, lo único malo es que ahora necesitaba más…
-No nos ve nadie, cierto? -le pregunté
-Tranquilo, el mantel cubre lo suficiente, ¿Te gusta lo que hago?
-Mucho…
-Me detengo?
-No, porfavor
-Harás lo que yo te diga?
-… -no contesté nada
-Como quieras -retiró su pie
-Si! -contesté antes que lo retirara por completo tomando su brazo por encima de la mesa
-Si qué?
-Haré lo que quieras…
Siguió masajeando mi paquete, el pantalón me estaba matando pero era tan rico sentir como su pie resbalaba gracias a sus medias.
-Sácalo… -me ordenó
-Qué cosa?
-No te hagas el tonto, deja respirar al pobre, debe estarse estrangulando ahí
Me puse increíblemente nervioso, nunca había hecho algo así antes, estaba a punto de sacarme el pene en un restaurante. No sabía si me atrevería a hacerlo, podrían llamar a la policía si era descubierto.
-Y si nos descubren? -le pregunté para expresarle mis temores
-No lo harán, y si ocurre yo me encargo, de acuerdo?
Logré dejar de darle vueltas y simplemente me puse en acción, volteé a ver si nadie estaba mirando y bajé mi mano abajo de la mesa, al llegar a mi entrepierna pude tocar la suave tela de las medias que cubrían su pie, no quería distraerme tanto, quería hacerlo rápido pero no pude evitar pasar mi mano por sus pies, eran los pies de esta chica tan hermosa que tenía en frente y que tenía el poder de excitarme tanto. Ella hizo su pie hacia abajo y jugaba con mis testículos, los cuales al estar sentado estaban un poco apretados, podía sentir perfectamente como los empujaba y se movían dentro de mi saco.
Bajé la bragueta con poca dificultad, metí mi mano intentando sacarlo entre las capas que tenían mis boxers, nunca entendí porque las tenían pero gracias a Dios así fue. Lograrlo fue algo difícil pero finalmente agarré mi pene a través de mi ropa interior, una vez lo tenía fue fácil sacarlo. Una vez lo tenía fuera del pantalón miré a Jennifer, ella me miró sabiendo que estaba afuera con su boca un poco abierta, parecía excitada de todo esto. Siguió jugando con mi pene, ahora podía sentir esa suave tela tocando mi piel, era tan rico.
-Se les ofrece algo más? -preguntó un mesero, escucharlo me hizo dar un pequeño sobresalto
-Tienen piñas coladas -preguntó Jennifer, parecía no estar alterada en lo más mínimo
-Así es señorita, le traigo una?
-Si, porfavor
-Y usted, caballero?
-Estoy bien, gracias…
Mi corazón latía como loco mientras Jennifer seguía jugando con mi pene, ni siquiera cuando nos sorprendió el mesero retiró su pie, solo dejó de moverlo por un momento. El mesero se marchó y siguió jugando.
-Quítame la media -ordenó
Yo simplemente obedecí, volteé de nuevo para asegurarme que nadie viera y puse mi mano bajo la mesa nuevamente, ella colocó su pie encima de mi pene aplastándolo hacia un lado, fue ligeramente doloroso pero no insoportable, volteé a verla un momento, su mirada era feroz. Sin dejar de aplastar mi pene contra mi muslo esperó a que le quitara la media. Era muy corta, no llegaba ni siquiera a sus tobillos.
-Aquí tiene, señorita, hay algo más que necesite? -llegó el mesero con su bebida, esta vez no me sorprendió tanto, lo vi poco antes de llegar y saqué la mano rápidamente, lo cual sorprendió a Jennifer
-No, muchas gracias -contestó Jennifer mientras alzó su pie un poco y lo bajó abruptamente hacia mis testículos, aplastándolos con su talón como castigo, el dolor me hizo soltar un leve quejido que traté de enmascarar con toz de inmediato cuando el mesero volteó a verme. No tenía idea si sospechaba pero se marchó de nuevo
-Por qué no me avisas que venía? -dijo empujando mis huevos con su pie
-Lo siento… -le dije y volví a mi misión, terminé de quitarle la media
-Guárdala en tu bolsillo
La metí en mi bolsillo derecho, al hacerlo sentí su pie aplastar mi pene nuevamente, sentir su piel era el mayor premio de la noche, era lo que estuve ansiando tanto tiempo. De tanta tensión quería venirme en ese mismo momento pero arruinaría la diversión, tenía que aguantar. Mientras mi pene era aplastado ella masajeaba con las almohadillas de su pie, después usaba sus dedos, mi pene ya había tirado algo de líquido pre-seminal lo cual facilitó su siguiente acción. con sus dedos se las arregló para tomar la cabeza de mi pene, sus dedos se llenaron de mi líquido por lo cual resbalaban con mucha facilidad, el movimiento circular que hacía era tan delicioso.
Estuvo masajeándome un rato mientras daba eventuales sorbos a su bebida.
-Te está gustando? -preguntó
-Muchísimo
-No sería gracioso que me detuviera ahora mismo y no te dejara venirte…
-No sería gracioso para mi… -contesté
-Jaja, lo sé, pero lo sería para mi, talvez lo haga… -dijo mientras retiraba su pie lentamente.
Yo metí la mano bajo la mesa para tomarlo
-Sigue, porfavor
-Mmmm, así me gusta, que me ruegues…Eres mío?, tu pene y tus huevos me pertenecen?
-Si, son tuyos
-Eso quería escuchar!, saca tus huevos también, quiero divertirme con ellos
Simplemente obedecía sus órdenes, volteé de nuevo a ver si había alguien cerca, al no ver a nadie metí mi mano en mi bragueta, tomé mis huevos y los jalé fuera del pantalón, se volvió más incomodo, mi ropa interior apretaba ahora que tenía todo por fuera, sentía como me apretaba los huevos y el pene de la base, por otra parte podía sentir la bragueta, sus dientes se clavaban en mis huevos y rozaban mi pene, era doloroso más no insoportable, valía la pena un poco de incomodidad por seguir con esto.
Cuando tenía todo por fuera ella fue directo a jugar con mis huevos, puso su pie por debajo de ellos y levantando su pie les daba golpecitos ascendentes, como si jugara con el peso de estos, después volvía a la cabeza de mi pene para seguir haciendo esos círculos que tanto me prendían y de vez en cuando daba golpecitos suaves nuevamente a mis huevos.
Ambos parecíamos estar muy excitados, a partir de ahí todo empezó a ponerse más intenso, ella empezó a aplastar mis huevos contra mi pelvis, cada vez más fuerte. Dejaba de presionarlos y nuevamente iba a mi pene, esta vez lo aplastaba de nuevo y paseaba los dedos de sus pies por el, llegando hasta la cabeza. Repetía el ciclo una y otra vez, cada vez ejerciendo más presión en mis testículos. Los tenía presionados contra mi pelvis, lentamente ejercía más y más presión, yo solo sentía como me clavaba los dedos mientras empujaba contra mi pelvis. El dolor ya era mucho al punto que bajé mi mano para tratar de frenar su pie, al hacerlo ella empujó aún más. Al voltear a ver su cara podía ver lo mucho que le prendía torturar mis pobres huevos, podía ver como respiraba agitadamente como yo. Cuando creí que no podía más ella liberó mis huevos de la presión retirando su pie.
-No puedo más -dijo mientras se ponía de pie y caminó para sentarse al lado mío
Al estar sentada junto a mi no esperó ni un segundo, echó un vistazo rápido al rededor y tomó mi pene con mucha fuerza y empezó a masturbarme, lo hacía tan fuerte y tan rápido que no podía aguantar más, sentía como los dientes de la bragueta rozaban la base de mi pene pero sentir sus deliciosas manos hacían que el dolor fuera insignificante.
De pronto soltó mi pene y me tomó de los testículos, estos estaban muy estirados al estar fuera del pantalón, sentí como si los hubiera tomado directo, el saco que los contenía estaba estirado al máximo. Los tomó con mucha fuerza y de inmediato sentí dolor.
-Que se siente que te tenga de los huevos? -preguntó
-Duele un poco…
-Tu dijiste que eran míos, así que puedo hacerles lo que quiera, cierto?
-… -no dije nada
-CIERTO?! -tras repetirlo me los apretó fuertemente, sentir su puño cerrarse en mis estirados huevos me hizo encorvarme y poner mi mano encima de la suya, como pidiéndole que no me los apretara tan fuerte.
-Si, son tuyos…
-Así me gusta… -tras decir eso los soltó y siguió masturbándome
Volteaba de vez en cuando para ver que no viniera nadie, yo estaba a punto de venirme. Hizo algo nuevo esta vez, con las yemas de sus dedos tomó la parte superior de mi pene y empezó a hacer círculos en la cabeza, yo ya no podía más, estaba a segundos de venirme cuando pasó el mesero en el peor momento.
-Necesitan algo más?
-La cuenta porfavor -dijo Jennifer, sentí que mi orgasmo podía arruinarse, no lo soportaría!.
-En un momento se la traigo -dijo y fue por ella
-Tienes hasta que vuelva para venirte…Si no te vienes no te vendrás esta noche
Tras decir esto siguió masturbándome, esta vez mucho más rápido, yo sentía algo de presión de venirme ya, de otra forma quedaría insatisfecho. Ahora que quería venirme irónicamente se había vuelto más difícil, necesitaba algo para poder venirme, extrañamente sabía que era pero me daba tanta verguenza aceptarlo, quería que me pegara en los huevos…
Sentí que sería humillante pedirle algo tan raro a pesar de que ella parecía disfrutarlo. El solo imaginar que no me vendría me aterraba, así que sin pensarlo más le dije:
-Podrías…pegarme ahí abajo?
-Quéee?!
-Si quieres…
-Es la primera vez que me lo pides, estoy orgullosa de ti, jaja, con mucho gusto lo haré!
Tras decir esto soltó mi pene, fueron si acaso unos pocos segundos de espera cuando finalmente sentí su puño impactar con mis estirados huevos, el dolor se apoderó de mi, subió hasta mi abdomen, parece que al pedírselo yo mismo la motivé a hacerlo mucho más fuerte de lo normal. Ella soltó una risita al ver mi cara de dolor y siguió masturbándome, estaba tan excitado con ese fuerte pero de alguna forma dulce dolor que tras unos segundos tuve un orgasmo tan fuerte que sentí como mi semen saltó por todas partes debajo de la mesa. Ella redujo la velocidad hasta que quedé exhausto. Tras unos segundos sacó su mano y se la limpió con una servilleta.
Ella se abalanzó sobre mi y volteó mi cabeza para darme un tierno beso en los labios y un abrazo. Se quedó abrazándome hasta que llegó el mesero con la cuenta.
Yo tomé mi billetera y ella me detuvo
-Tranquilo, yo te invité -dijo mientras tomó su bolso y sacó su cartera para pagar la cuenta.
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